El Jardín de las Hespérides nº 03

El Jardín de las Hespérides: El paraíso perdido y la búsqueda de la paz interior

El Jardín de las Hespérides, según la mitología griega, era un lugar mágico ubicado en el extremo más occidental del Mediterráneo, cerca de la cordillera del Atlas. Allí, un árbol de manzanas de oro ofrecía la inmortalidad a quien las comiera. Sin embargo, este jardín estaba reservado para los dioses y protegido por las ninfas Hespérides, quienes resguardaban el árbol sagrado que simbolizaba la vida eterna y la fertilidad divina.

En nuestra vida cotidiana, todos somos héroes en busca de un “jardín interior”. Superamos desafíos y soñamos con momentos extraordinarios que nos permitan trascender lo ordinario y alcanzar un estado de paz, plenitud y conexión espiritual. Aunque no existen paraísos terrenales literales, anhelamos escapar del ruido, la rutina y la artificialidad de la vida moderna. Queremos reencontrarnos con nuestra esencia y recuperar esa simplicidad armónica que la naturaleza ofrece, pero que muchas veces dejamos atrás.

La desconexión con la naturaleza externa refleja una desconexión con nuestra naturaleza interna. Al alejarnos de los bosques, los ríos y los ciclos naturales, también hemos perdido fuerza y equilibrio emocional. Esa separación nos convierte en buscadores insaciables de experiencias que prometen paz mental, pero que rara vez satisfacen nuestro anhelo más profundo: la conexión con nosotros mismos y con los demás desde el corazón.

Epicuro decía que debemos ser nuestro propio jardín, cultivándonos para encontrar plenitud. En el jardín del corazón sembramos las semillas de la vitalidad emocional. Cuidar nuestras emociones y sincronizarlas con el entorno es esencial para vibrar en armonía con el mundo. Cada instante en el que alimentamos nuestra alma, creamos un espacio de paz interior.

El camino hacia el paraíso no está en un lugar físico, sino en esos momentos fugaces en los que nuestra alma se siente plena. Esos instantes, aunque cotidianos y efímeros, son los que realmente nos acercan a un estado divino. En la sencillez de existir, encontramos nuestra propia versión del Jardín de las Hespérides, y es ahí donde los dioses, desde su inmortalidad, nos envidian.

Pieza única.

Medidas: 140 cm x h 120 cm.

Materiales: Técnica mixta con collage, sobre lino natural y acrílico, encolado a madera, a partir de grabado y fotografías antiguas.

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